Pero tu ya habias dejado de creer en sos castillos que hicimos de hielo y el mismo cruel amor deshizo.
Poco a poco logramos dejar de creer en nosotros, como siempre nos vimos, como dos personas destinadas a la enterna soledad. Parecia tan idiota pensar en que debiamos acabar con este amor, que aun en dolor no nos soltabamos y tan cruelmente nos hechabamos al mar el uno al otro.
Por que caminabamos con dos pies izquierdos tratando de sostenernos y caernos entre brazos.
Volviamos, siempre volvimos a levantarnos con la angustiosa pena de que esta vez estabamos en viaje de nuevo, que quizas, en la proxima romperiamos una pierna.
Pero no importaba.
Es como el baile de dos ciegos en plena noche o como dos aguilas tratando de besarse... Realmente nada es suficiente para algo que necesita sostenerse de un mundo... nada...
ResponderEliminarandrés